domingo, 7 de octubre de 2007

Tardes Invernales...



Mientras la lluvia deja su huella

en los cristales de la ventana que da al balcón,

con sus largas piernas húmedas

que se deslizan en infinitas direcciones...


Me duermo en el flácido y reparador sofá,

deliciosa resulta la tarde,

con sus tibias perezas invernales...

¡¡¡Que placer más indescifrable y fugaz!!!


Cada vez que intento traerlo de vuelta a mí,

se escapa resbalosamente,

como la propia esencia de aquellas gotas,

que cayendo van por la ventana, lentas,

en caótica armonía y nunca más volverán a recorrer,

sus propios caminos forjados...


El humo del cigarro en espirales,

me finge perspectivas caprichosas,

y en la nube azulada

van las cosas insinuando contornos irreales...


Ante tanta belleza, a veces me pregunto...

¿Si en verdad siento lo que siento?

¿Alguien más sentirá lo mismo que yo?

¿Seré tal cuál como me parezco?

¿Seré tal cuál como me juzgo verdaderamente?.

También ante las sensaciones soy un poco ateo,

Pues, en muchas ocasiones,

ni sé bien si soy yo, quien en mí siente...


Pero en fin...

Muchas otras veces prefiero cuestionar nada

y dejarme llevar por el gozo eléctrico de la vida,

como cuando estás con los sentidos a flor de piel, como hoy...


¡¡¡Qué bueno es el diván en estas frías tardes,

fatales de monotonías!!!.

Qué bien se siente uno así,

estirado con una pesadez sensual.

Quisiera no moverme de aquí.

Si se pudiera vivir eternamente amodorrado...

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